Me interesa construir nuevos recuerdos a partir de la apropiación de imágenes significativas, integrándolas en un nuevo contexto, generando constantemente nuevos significados, creando una memoria personal a partir de la memoria colectiva.

A partir de mis trabajos anteriores, que se centraban en las huellas grabadas en la ropa de seres ausentes, he estado desarrollando, específicamente temas de violencia.
En toda mi obra la ausencia del individuo se expresa a través la la presencia de su impronta en objetos inertes. Está latente en dicha ausencia la situación de violencia que generó la pérdida de la vida.

Los lazos de sangre nos hablan de una unión energética y vital y algo sangrante nos habla de una pérdida evidente de la vida. En este corpus de obra, la sangre circulante dota de nueva vida a objetos inertes ligados a una ausencia. La sangre opera como transmisor del ADN individual y colectivo que se transmite de generación en generación, lo que determina la historia del dolor y, también, la restitución de la vida.

La inclusión de las Bolsas de transfusión sugiere un donante y la transmisión de vida de un individuo a otro. Funcionan como repositorios de memoria que se activan generando nuevos modos de violencia, comportándose como sucedáneos de la memoria individual.

Los tubos o venas poseen un simbolismo femenino, ya que dan la vida. En cuanto a mis obras sangrantes también sugieren la posibilidad de la pérdida de la vida. La construcción de redes de tubos generan una interconexión, la que mediante la circulación construye la memoria social.